#22 ¿Es la crisis de identidad parte de tu crecimiento espiritual?
En tu camino espiritual descubrirás que estabas equivocado en casi todo lo relacionado contigo. Es tu renacer.
Crisis de identidad
Una de las cosas que notarás en tu avance es lo mucho que cambias. Al principio son detalles, pero con el paso del tiempo, a medida de que vas incorporando cada vez más conceptos espirituales y rutinas, vas dejando de ser como eras antes.
Esto es completamente normal, puesto que irás desechando viejas creencias. Puede que te sientas desconectado de tu entorno y te pasará algo muy revelador: cambiarán tus prioridades. La verdad, es que a partir de ahora no dejarás de cuestionarte tu propio “yo”, porque irás confirmando que casi todo es una construcción mental y no es tu esencia.
Síntomas de tu despertar espiritual
Lo normal es que tu transformación sea paulatina, pero a lo largo de tu crecimiento espiritual habrá señales evidentes y necesarias como, por ejemplo, tus amigos. Las personas con las que empezarás a pasar más tiempo serán personas que buscan solucionar los problemas de la misma forma que tú, mirando al interior.
Esto es necesario para tu evolución espiritual, porque las respuestas, basadas en tu antigua forma de ser, ya sabes que no funcionan. La visión de la vida previa a tu transformación se fundamentaba muchas veces en la queja y en la dosis de distracción necesaria para no hacer frente a los problemas. ¿Qué ocurre entonces?
A medida que pase el tiempo, te irás sintiendo diferente, y lo confirmarás incluso con las cosas que dirán de ti. Al principio, sorprendes a los demás de una manera positiva, porque tus respuestas incluyen soluciones más meditadas y responsables. Después, cuando queda claro que tu cambio no es puntual, ya no recibes tanto apoyo. Tu discurso se vuelve circular e incómodo, porque siempre terminarás en el mismo punto: cualquier tema o solución a un problema termina, de alguna forma, relacionándose con el interior de las personas.
Lo maravilloso de tu crecimiento espiritual es que, lo que se manifiesta en tu exterior, a los ojos de los demás, es solo una fracción de tu asombroso cambio interior.
La espiral del autoconocimiento
Recuerdo que uno de mis primeros “cambios” fue empezar a usar el verbo “amar” y “querer”. Empecé a despedirme de mis hijas diciendo “te amo” y de mis padres diciendo “te quiero”. Ahora era consciente del poder de la palabra, del paso del tiempo, del mensaje de amor que declaraba durante el día y de la gratitud que expresaba a diario. Empecé a permitirme llorar con canciones siendo consciente de que lo que sentía no era la canción, y disfrutar de las alegrías sabiendo que el evento era solo un detonante de lo que estaba sintiendo.
Empecé a abrazar más. Empecé a mirar a los ojos con ternura, empecé a desear menos y a agradecer todos los días como rutina. Con el paso del tiempo se sumaron muchísimos cambios más, ser consciente de lo efímero de la vida y de la importancia del momento compartido con alguien, entendido como un hecho extraordinario de “coincidencia” o cruce de vidas. También empecé a ver mis juicios e ideas reflejadas en toda mi realidad circundante como un reflejo de mi propio interior. Todo esto hizo que un día sintiera una tristeza muy grande, sin saber cuál era la causa.
Cuando tengas un dolor que no sabes qué es, debes meditar. Y así lo hice.
Enfrentando la pérdida del yo
El dolor que sentía era muy parecido a la partida de un ser querido. Alguien se iba de mi vida y estaba sintiendo su vacío profundamente. ¿Y sabes qué? Esa persona era mi yo de juventud. Mi adulto de los 30 a los 40 años, una franja de edad que yo creía que definía totalmente mi personalidad.
Durante la meditación comencé a llorar y empecé a “despedirme” de mi antiguo Edu, con todas sus frustraciones, sus esfuerzos, sus alegrías tan inconscientes y sus sufrimientos tan importantes por entonces y esencialmente egóicos.
Trataba de conservarlo conmigo más tiempo, pero no pude identificarme con él. A mi mente venían muchísimos recuerdos de esa década pero no conseguía sentir ninguna de las emociones que “él” tenía asociadas a esos recuerdos. Fue algo asombroso y triste. Era como estar escuchando los recuerdos de otra persona, verlos proyectados en mi mente, escuchar los comentarios y las vivencias, escuchar mis risas y no conseguir sentir lo que él (mi antiguo yo) expresaba, simplemente porque el origen de las emociones ahora para mí era otro. Fue doloroso, porque sentí que me estaban robando mis recuerdos, vaciándolos de emoción.
Pero fue una meditación esclarecedora. Dejé marchar a mi antiguo yo, tan entusiasmado con su búsqueda de la felicidad y obcecado en conseguirlo sin ser aún consciente de que ese no era el camino..
Volver a nacer para crecer espiritualmente
Dicen que el despertar es un renacimiento, y que por tanto, para que puedas volver a nacer, debe morir tu antiguo yo. En esa muerte lo normal es que experimentes dolor.
No creas que esto es negativo. Debes entender que todo lo que implica la creación de algo, implicará también un vacío previo, un vacío creador que consigues desprendiéndote de lo que sujetas y a lo que te apegas. Y la personalidad es difícil de soltar, porque no queremos despedirnos de nuestra personalidad de tantos años.
La sanación espiritual del renacer
Ese morir para tu renacimiento, es un proceso de sanación transformador que implicará enfrentarte a tus miedos y cargas exponiendo tu ser. Exponer tu ser implica abrir tus capas de coraza protectora y sentir que en realidad tu Ser es indestructible. Solo entonces podrás darte cuenta de que no importa cuánto dolor descubras.
Esto conlleva la sublimación de tus emociones para poder integrarlas y perdonar. En mi caso, perdonarme profundamente, muchas veces implica un llanto calmado donde convierto el dolor en amor.
Debes darte cuenta que no es un llanto vacío, desde la carencia o la resignación. Es un llanto donde perdonas profundamente, desde tu interior, abierto a sentir absolutamente todo el dolor y a hacerlo desaparecer en tu ser radiante.
Encontrarse a uno mismo
Lo maravilloso del despertar espiritual es que, en una fase posterior, serás consciente de que nada muere y todo convive en este momento contigo. Todos tu yoes de toda tu vida estarán contigo, mirándose sonrientes y bailando al son de tu energía interior. Y te darás cuenta que no se pierde nada, que eres infinito en matices y que todos tus yoes son esenciales para que pueda existir el que ahora mismo brilla más, simplemente porque es una versión “mejorada” de todo lo anterior, es decir, una versión más cercana a tu yo real. ¿No es hermoso?
Aquí y ahora
Después serás consciente de que todo se vive en este momento. El mañana nunca llega y el pasado tampoco. No nos movemos del presente nunca. Y si podemos ir al pasado y al futuro aquí mismo, desplazándonos en el tiempo sin movernos, es porque el tiempo es circular, no puede ser de otra manera.
Pero recuerda que todo es una paradoja divina. Porque entonces te das cuenta de que nunca pierdes nada, aunque te desapegues y lo dejes ir. Vives TODO en el presente, donde siempre ha estado, pero ahora lo vives desde el perdón, es decir, desde el amor, es decir desde tu esencia, es decir desde tu Dios interior, porque TODO tu Universo reside ahí, en ti. Wow.